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Maternidad, Pareja 0

6 secretos para mantener tu matrimonio siendo nuevos padres

By Motherly · On Diciembre 20, 2016


Por Katie Jay

 

Un pequeño gran secreto que nadie te dice es que, después de tener un hijo, tu matrimonio va a ser muy distinto a lo que solía ser. O sí, quizás te lo han tratado de decir, pero es información que no registramos hasta que es muy tarde.

 

Alrededor de dos tercios de las parejas han declarado ver caída en la satisfacción marital después del nacimiento de un bebé. Las rutinas se van al tacho de la basura, la diferencia entre día y noche no es clara, lograr comer es un logro, y ni pensar en tener relaciones sexuales. Ahora la rutina son la distancia y el conflicto emocional.

 

Mi marido y yo claramente no pensamos que todo esto nos podría pasar. Estábamos tan felices, hasta nos mostrábamos amor públicamente, nuestra relación era inmune a cualquier daño, ¿sí? ¡No podíamos estar más equivocados!

 

En su libro You Can Be Right (or You Can Be Married), Dana Shapiro entrevista a personas diverciadas para ver qué es lo que hace que los matrimonios terminen y, con eso, cómo hacerlos permanecer. En una de esas entrevistas, una madre divorciada explica: “Ese primer año después de que tienes un hijo es un año de supervivencia. Y realmente no conozco a muchas parejas que tengan demasiadas relaciones sexuales en ese tiempo. Lo que subyace en este período y que debemos saber es que, como marido, estás absolutamente desplazado. Y eso es un fastidio… El bebé recibe tanto amor y atención, mientras la madre tanta satisfacción del bebé – simplemente es como si no hubiera espacio para nadie más”. ¡En el clavo!

 

Entonces, ¿qué podemos hacer? Aquí algunos tips de expertos en familia y matrimonio que nos ayudaron a mí y a mi marido a sobrepasar este problema:

 

  1. Ocúpense de la logística

Lo popularizó Stephen Covey en el libro The Seven Habits of Highly Effective Families y está avalado por la investigación: es positivo adeptar una “reunión” semanal donde organizamos la logística para la semana. Quién pasa a buscar y a dejar. Comidas, calendarios de trabajo y compromisos sociales van en un calendario compartido de google. La vida con tres es más complicada y hay que usar cualquier herramienta que nos sea útil. En Motherly existe un documento (en inglés) que puede ayudarnos: http://www.parenting-ed.org/handouts/family%20meetings.pdf

 

  1. Hablen de algo que no sea el bebé

Durante un tiempo cada noche cuando llegábamos a la casa jugamos a un juego: teníamos que decirnos tres cosas por las que estábamos agradecidos que nos hubiera pasado ese día. Esto lo hicimos como una adaptación del “Minimum Daily Requirement” que Gary Chapman describió en Five Love Languages y que nos: “Compartir diariamente un tiempo en que cada uno de ustedes hablará de tres cosas que les pasó en el día y cómo se sintieron al respecto”

También hicimos una variante, que era pensar durante el día tres cosas que nos quisiéramos decir el uno al otro. Nos ayudó a mantenernos conectados y pensar el uno en el otro durante el día, pensando en cosas interesantes que decirnos cuando llegáramos a la casa. Todos estos temas no tenían que estar relacionados con nuestro hijo, para que así pudiéramos mantener nuestra conexión como pareja.

Mucha gente recomienda una cita semanal de noche, que, en teoría es genial, pero requiere de alguien que se quede con el bebé, mucha planificación y finalmente, al intentarlo, nos dimos cuenta de que era difícil de realizar.

Compartir tres cosas puede sonar cursi, pero es gratis y no hay ninguna excusa para no hacerlo

 

  1. Identifiquen sus sentimientos a medida que estos aparezcan

Una manera importante en que hemos aprendido a evitar los conflictos innecesarios es identificando nuestros sentimientos cuando aparecen. Esto es muy importante particularmente para mi. Por ejemplo, decirle a mi marido: “Me estoy empezando a sentir frustrada” nos salvó de más de una pelea. Era una señal para parar y revisar qué pasaba antes de que los ánimos subieran y terminara en una pelea. Bonus: reconocer y etiquetar un sentimiento disminuye su intensidad y te hace sentir que llevas el control. Encontré esto en un artículo de Gretchen Rubin de The Happiness Project donde dice: “Si sientes una emoción negativa, puedes ayudar a que se reduzca si la etiquetas en una o dos palabras”.

 

  1. Cambien el objetivo de sus peleas

Te sentirás muy segura y ferviente de que tienes la razón sobre un montón de cosas sobre maternidad y tu pareja va a sentir, con el mismo fervor, que estás equivocada. Eso va a terminar en una pelea cuyo objetivo será convencer a otro de que adopte su punto de vista. Este es camino seguro a la infelicidad constante. En Fighting Fair explican: “Recuerda que la idea no es ganar, sino llegar a una solución mutuamente satisfactoria al problema”.

Al final nos dimos cuenta de que hay algunos temas en los que nunca estaremos de acuerdo. Ahora tratamos de discutir con el propósito de ser escuchados y entendidos, más allá de que nos hagan caso. Este punto ha sido importantísimo para nosotros.

 

  1. Escucha, escucha de nuevo. Cállate y ESCUCHA.

Es importante que la otra persona sepa que has escuchado lo que está tratando de decir. La “escucha reflexiva” o replicarle a la otra persona que has escuchado lo que dice es otra práctica cursi quizás, pero muy poderosa que nos ha ayudado a evitar o resolver conflictos. Aquí una pequeña introducción (en inglés): http://ir.library.oregonstate.edu/xmlui/bitstream/handle/1957/17896/fs322-e.pdf

 

  1. Creen una verdadera “sociedad”

Un estudió arrojó que ambos padres estaban más satisfechos con el matrimonio cuando las tareas del hogar estaban igualmente distribuidas. Las mujeres reportaron tener mayor satisfacción sexual cuando señalaron que en sus casas compartían las labores domésticas con sus maridos. Al parecer, ¿a la mujer se la conquista a través del lavaplatos? 😀

 

Finalmente, recuerden que todo mejora. Necesitamos trabajar en nuestro matrimonio, pero si este se estanca un poco después de la llegada de un bebé, igualmente va a mejorar después de un tiempo. No vas a tener tiempo para leer libros de autoayuda, cuando en realidad con suerte vas a tener tiempo para ir al baño. Pero no tengas miedo de pedir ayuda o ir a una terapia antes de que las cosas terminen mal.

 

Inviertan el uno en el otro, es tiempo bien gastado.

 

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