“¡No seas mandona!”.
Si en tu época escolar tuviste algún tipo de liderazgo, como presidenta de curso, jefa de alianzas, capitana del equipo de debates o si llegaste a ser presidenta del centro de alumnos, te felicitamos. Eres una excepción. Y probablemente escuchaste esa frase más de un par de veces.
Según la campaña Ban Bossy, de LeanIn.Org[1] cuando se trata de una niña y sus ambiciones, el patrón educativo es bastante claro. A las niñas se las desalienta tempranamente a tomar roles de liderazgo. Si el que se impone o toma el mando en un juego es un niño, se le llama “líder”. Pero si lo hace una niña, corre el riesgo de ser tildada de “mandona”. Una palabra peligrosa y precursora de otras como “agresiva”, “dominante”, “de carácter demasiado fuerte” que atormentan a líderes sólidas a lo largo de toda su vida.
Decirle “mandona” a una niña es una de muchas cosas que hacemos para intimidar un liderazgo en potencia. El mensaje que se transmite a la niña al decirle “mandona”, una palabra que casi nunca usamos para los varones, es que las niñas no deberían decir lo que piensan. Tus habilidades como líder serían inversamente proporcionales a tus aptitudes sociales. Habría que elegir: liderazgo o amistades.
Según la campaña, no es ninguna sorpresa que ya en educación media, la probabilidad de que las adolescentes decidan hablar primero en una sala llena o realizar algún acto que las distinga por sobre los demás, es un 25% inferior con respecto a los varones. Las adolescentes están menos interesadas que los hombres en liderar. Y lo más penoso es que esa tendencia se agrava hacia la adultez.
Para combatir esta predisposición, la campaña publicó una serie de consejos prácticos descargables de su web, diseñados para niñas[2], profesores[3] y padres[4] con el objeto de ayudar a las jovencitas a “elongar los músculos del liderazgo” según señala el sitio. La idea tras estas guías es impactar específicamente la confianza y las ambiciones de esas pequeñas personalidades a tiempo. Lo importante es estimular integralmente la autoestima de las pequeñas. Según la campaña, entre educación básica y educación media, la autoestima de una niña baja 3.5 veces más que el de un niño. ¿Grave o no?
Ban Bossy busca formar a niñ@s y adultos en la conciencia de que los liderazgos se van construyendo día a día. Los padres, abuelos, cuidadores y profesores son los arquitectos cruciales de la capacidad de liderazgo de una niña al legitimar sus sueños más ambiciosos con reconocimiento y estímulo. No se trata de aguantar a una niña que está aterrorizando a sus compañeros a gritos para lograr que hagan lo que ella quiere. Todo lo contrario. Se trata de enseñar de manera equitativa a las niñas a liderar positivamente y a los niños a ser liderados también por niñas. De esta forma, según Ban Bossy, se disminuirá la brecha que existe entre ambos géneros en la probabilidad de desarrollar un liderazgo hacia el futuro.
En Witty nos sumamos y decimos fuerte: ¡#IwillBanBossy!
[1] www.leanin.org
[2] http://banbossy.com/girls-tips/
[3] http://banbossy.com/teacher-tips/
[4] http://banbossy.com/parent-tips/
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